Mar 30, 2015

¡Lo que necesitamos es PROHIBIR EL ABORTO!

Sí, prohibir el aborto. Sin eufemismos, ni excusas. Y no lo haré, estimado lector, recurriendo ni a verdades absolutas -no creo en ellas-, ni a argumentos supersticioso-religiosos -soy ateo-, ni a divagar sobre si ser partidario del aborto es de socialistas o de liberales, ni a torturar psicológicamente a la madre haciéndole ver la posibilidad de que si aborta se arrepentirá por recordar lo feliz que habría sido en vez de ser una asesina, ni tampoco a entrar en el debate metafísico de si algo está vivo o no, o si maté el óvulo fecundado porque era mío.

En primer lugar, podemos prohibir el aborto porque el marco legal lo permite. De manera completamente arbitraria y utilitarista: simplemente porque pueda convenir al conjunto de la sociedad. No por "ser ya vida", ni por otras excusas (todo el mundo sabe que las células están vivas, y un óvulo fecundado por un espermatoide, también). Punto. De hecho, quiero aclarar aquí que los argumentos del tipo "es que cuando se fecunda ya es vida" me parecen de lo más estúpido e infantiloide, y que en ello subyace el convencimiento de que la fecundación es un hecho divino, por lo improbable, etc. Aplicando el teorema de l'Hôpital a ese argumento, tendría que ser una obligación para la Humanidad el intentar fecundar todos los óvulos con los mejores espermatozoides, no sea que perdiésemos una oportunidad "divina". Evidentemente, tamaño esfuerzo es estúpido, tanto como la mediocridad del individuo medio, por lo que queda demostrado que es un absurdo lógico, por muchas fotos de fetos que se pongan, etc.

Una vez iniciado el proceso, con el módulo fecundado en el útero de la madre, o en el mecanismo de decantación fordiano equivalente, tendremos a la madre -y opcionalmente también al padre-, en compromiso con el Estado. Para que el asunto resulte lo menos dramático posible, sin que los actores fecundadores sufran un trauma, cabe la posibilidad de dulcificar tal situación con elementos que faciliten la aceptación y el compromiso con el Estado. La viabilidad del embarazo y aprobación también estaría controlada por el Estado. Los abortos ilegales o los embarazos ocultados serían penalizados con e.g. la incapacitación para trabajar en el sector público, u otro castigo que no implique cárcel, pues el objetivo no sería el totalitarismo, sino enmarcar la reproducción como un elemento más dentro de los derechos y deberes de ciudadanía.

De la misma manera, con los mismos argumentos, alguien también podría defender el aborto libre, e incluso, que fuese sufragado por el Estado. También, podría darse el caso de aprobar poder abortar hasta que los hijos sean mayores de edad, dado que hay mucho hijo que es para matarlo.

R. Gaab