May 23, 2013

¡Lo que necesitamos es INTEGRISMO RELIGIOSO!

¿Está  cansado de la insustancialidad de su existencia? ¿Siente que su vida es mediocre, egoísta, y que a fin de cuentas, es usted redundante? Sepa que no está solo: eso puede terminar uniéndose a algo más grande: de la misma manera que el relativismo total permite la inmoralidad y la aberración, el integrismo religioso le asegura puntos de anclaje, y múltiples resortes de seguridad psicológica, objetivamente beneficiosos para todos. No permita caer en el egoísmo de ponerse a usted mismo por delante de la especie, esclavo del individualismo narcisista, con pensamientos peligrosos como «mi cuerpo es mío», «las normas son represivas», claramente intoxicaciones por parte de enfoques en confrontación con la inteligencia colectiva, que llevarían a nuestra especie hacia la destrucción por contraponer objetivos egoístas, contra lo que representa el bien común y los objetivos a largo plazo. Y con el largo plazo como premisa, el integrismo religioso se puede plantear como una vía válida para un marco de convivencia estable.

Cuando escuche desinformaciones por los medios de comunicación sobre que la religión es la fuente de movimientos violentos, pregúntese: en el conflicto en cuestión, ¿quién tiró la primera piedra? ¿No es la causa la desgracia y la injusticia de sociedades fragmentadas?. Desde luego, ninguna violencia es deseable, y no se entienda esto como una excusa, simplemente, se ha de comprender la rabia de quien se ve agredido. El integrismo religioso no tiene por qué ser violento, ni incitar a la violencia. En absoluto, de hecho es una fuente natural de paz y el amor, tanto como para ayudar a ver la luz a quien no vean el camino, con tanta ayuda como sea necesario, aún cuando a veces se peque de agresivo, sin llegar a la violencia. Las protestas callejeras masivas serían un ejemplo de protesta pacífica, como las que se han dado en países europeos, reivindicando el fundamentalismo religioso, como fuente de paz y concordia, aún cuando fuesen tildados de violentos, por el interés de culpar a gente fundamentalmente piadosa y con interés genuino en lo mejor para toda la especie, esforzándose en hacer ver a los infieles la verdad de su enfoque al resto que todavía no ha llegado a ese nivel de comprensión y sensibilidad.


Como corolario, se puede ver al integrismo religioso como el fin de la demagogia, de los bandos políticos, sistemas económicos, siendo el camino hacia construir un bienestar común, sirviendo a nuestra especie, desde la fe y la bondad.

R. Gaab

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